"Esta mañana recibí una llamada de don Roberto Micheletti" para pedir la mediación, dijo Arias, agregando que aceptaba cumplir tal labor si lo aprobaba Zelaya, quien accedió poco después a tal mediación.
"Es muy honroso para mí y para Costa Rica ayudar", dijo el mandatario costarricense y Premio Nobel de la Paz, quien condenó enérgicamente el golpe de Estado en Honduras y amenazó con romper relaciones diplomáticas con Tegucigalpa si Zelaya no era restituido en el poder.
Zelaya, quien se reunió este martes en Washington la secretaria de Estado, Hillary Clinton, aceptó la mediación de Arias para poner fin a la crisis desatada por el golpe del 28 de junio, dijo la funcionaria estadounidense.
"He discutido esto ampliamente con el presidente Zelaya. Estuvo de acuerdo en que el presidente Arias" está calificado para ser mediador, afirmó Clinton.
"O sea que él es la persona indicada para asumir este papel", agregó. Más tarde, la secretaria de Estado dijo estar "muy preocupada" por lo que ocurre en Honduras en una entrevista con la cadena venezolana Globovisión.
Arias explicó por su parte que no había hablado todavía con Zelaya, a quien acogió en San José el día que fue derrocado y expulsado de su país por los militares.
"Es cierto que en los últimos días he estado en contacto con alguna gente hondureña", dijo, agregando que ningún costarricense se negaría a servir de mediador.
Expresó que como había hablado hacía "una hora y media" con Micheletti, no había pensado qué gestiones realizar, pero indicó que estimaba que Costa Rica sería el mejor lugar para llevar a cabo las conversaciones entre ambas partes.
"Costa Rica sería el mejor lugar para llevar a cabo un diálogo, por ser un oasis de paz", dijo Arias, en alusión a que su país no tiene fuerzas armadas desde 1948.
Después, en una entrevista con el canal de televisión multitestatal Telesur, el mandatario costarricense dijo celebrar que exista "voluntad de ambas partes en buscar una solución negociada".
Arias vuelve así a tener un papel protagónico en una crisis centroamericana, tal como en los años 80, cuando sus gestiones para terminar con las guerras civiles en la región le valieron el Premio Nobel de la Paz.
De 68 años, el presidente de Costa Rica ha sido inflexible para defender la legitimidad de Zelaya, aunque no comparte sus ideas ni simpatiza con algunos de sus aliados, como el presidente venezolano Hugo Chávez y el nicaragüense Daniel Ortega.
Pocas horas antes de que Micheletti le propusiera servir como mediador, Arias volvió a fustigar el golpe en Honduras advirtiendo que podría implicar un retorno al autoritarismo en América Latina.
"El golpe de Estado (...) en Tegucigalpa puso en evidencia el inmenso riesgo de contar con autoridades militares poderosas ahí donde las autoridades civiles son débiles", dijo al inaugurar un curso internacional sobre derechos humanos.
"En la medida que este fenómeno se siga perpetrando en Latinoamérica, existe la amenaza latente de uno de los peores vicios del autoritarismo: la sucesión en el poder a través la fuerza", agregó.
América Central se ha visto muy conmocionada por el golpe y ha sufrido perjuicios económicos por la suspensión temporal del comercio con Honduras y por la decisión de la Unión Europea de cancelar la ronda de conversaciones para un Acuerdo de Asociación con el istmo, programada para esta semana en Bruselas.
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