El cardenal Oscar Andrés Rodríguez denunció hoy que ha sido amenazado de muerte por la posición que tiene la Iglesia de Honduras de asegurar que no fue golpe de Estado el que sufrió el presidente Manuel Zelaya el pasado 28 de junio.
"Cardenal asegura que se preparaba otra dictadura", titula este lunes en primera plana el diario local El Heraldo, mientras en páginas interiores publica una entrevista que Rodríguez brindó al portal en Internet "Mundo.es".
El periódico hondureño refirió que el religioso ofreció la entrevista en una austera oficina a la que se trasladó por razones de seguridad y después de recibir amenazas a muerte tras el claro posicionamiento de la Iglesia hondureña.
"No es un golpe de Estado. Los pasos dados son los previstos por la Constitución", dijo Rodríguez al referirse a la captura de Zelaya, que se dio alrededor de las 05:00 horas, cuando la Constitución apunta que los allanamientos de morada son con orden judicial y después de las 06:00 horas.
"El golpe hubiera sido si el jefe de Estado fuera un militar, si los ministros fueran militares y se hubiera disuelto el Congreso Nacional o la Corte Suprema de Justicia, incluso algunos ministros del anterior gobierno siguen en sus funciones", indicó Rodríguez.
Sin embargo el líder de la Iglesia católica, religión que profesa la mayoría de los hondureños, señaló que sí condena el hecho de que Zelaya fuera sacado en piyama de su casa y así enviado en un avión a Costa Rica.
"Pero pensaron que en ninguna cárcel del país iba a ser posible garantizar su seguridad, ni evitar su fuga", señaló el cardenal. La Constitución sostiene que "ningún hondureño puede ser expulsado o extraditado a otra nación".
El clérigo aseguró que aunque El Vaticano no autorizó su posición de asegurar que en Honduras no hubo golpe de Estado, el Papa Benedicto XVI confía en las decisiones de los obispos locales.
"Ya vivimos 20 años bajo regímenes dictatoriales y lo que se estaba preparando ahora era otra dictadura", señaló al indicar que Zelaya pretendía redactar una nueva Constitución, ya que la actual prohibe la reelección, instalar una Asamblea Nacional Constituyente y seguir gobernando.
También aseguró que en Honduras hay odio de clases en referencia a que las marchas que apoyan el regreso de Zelaya están integradas por educadores, sindicalistas, indígenas, y las de Unión Cívica por empresarios, grupos cristianos y otras organizaciones conservadoras.
"Todo eso es consecuencia de la injusticia social en la que se ha vivido. Zelaya infundió esperanza a las clases más pobres porque supo hacer cosas buenas y dio esperanza, la misma clase política debe entender que no puede seguir como hasta ahora", dijo.
Zelaya el año anterior incrementó en 66 por ciento el salario mínimo de los trabajadores, que ascendía a tres mil 500 lempiras (unos 170 dólares) a cinco mil 500 lempiras (220 dólares). Además abrió préstamos para el campesinado que es pobre y mayoritario en el país.
"Mel Zelaya tenía asesores y el odio de clases era la estrategia", aseguró el cardenal Rodríguez al opinar que Zelaya no puede ser restituido en el gobierno porque no tiene ya autoridad jurídica ni moral.
"Lo más patriótico sería retirarse, lo demás es tratar de imponer a toda costa el proyecto de Hugo Chávez", expuso, y añadió que "ahora sólo pedimos a Chávez que nos deje en paz y se dedique a gobernar con justicia", expresó el cardenal, quien hace algunos años fue un fuerte candidato a Papa.
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